El diplomado fue facilitado por el Grupo de Trabajo de Asuntos Indígenas (GTAI) de la ULA. Fotos: Morelia Morillo |
Por Morelia Morillo
A pesar de las invasiones que los pemón han tenido que
detener recientemente, en defensa de su territorio ancestral y sobre todo de su
forma de vida, noviembre comenzó con una excelente noticia para este pueblo
indígena: Veinte y cinco se sus líderes, lideresas, jóvenes en formación y
aliados cursaron entre el 30 de octubre y el cinco de noviembre un diplomado en
Derechos Indígenas y Derechos Humanos en la comunidad de Karawaré Tuy, El Paují,
en la distante frontera venezolana hacia el Brasil.
Karawaré Tuy se encuentra a 80 kilómetros al oeste de Santa
Elena de Uairén, en lo profundo de la Gran Sabana, el territorio heredado por
los pemón. Hasta allí llegaron seis profesores del Grupo de Trabajo en Asuntos
Indígenas (GTAI) de la Universidad de los Andes (ULA) gracias a su pasión y a
la alianza entre la Unión Europea (UE), Lammp y nosotros, la Fundación Mujeres del Agua.
A mediano plazo, quienes participamos de este diplomado
haremos parte de una red de defensores y defensoras en derechos indígenas y
ambientales a nivel nacional.
Seis días de sesiones
intensivas
Durante seis días, los participantes y sus facilitadores
abordaron la vinculación entre los Derechos Humanos en general y los Derechos
Indígenas y Ambientales en particular y la alianza inevitable entre los
ambientalistas y los pueblos indígenas, que en Venezuela son 51 y ocupan cerca
de la mitad del territorio nacional coincidiendo con la mayor parte de las
Áreas Bajo Régimen de Administración Especial (Abraes).
La visita de los profesores a El Paují se dio al tiempo que
se pusieron en práctica rígidas medidas de seguridad de parte de la Capitanía
Indígena del Sector 7-Ikabarú con la finalidad de frenar el ingreso de mineros
foráneos, determinaciones que eventualmente afectan a la población no indígena.
Sin embargo, esos seis días de estudio y reflexión ayudaron al acercamiento
entre los pobladores de esta región en donde conviven indígenas pemón y no
indígenas desde hace alrededor de 50 años.
Dos expresiones de Valdimir Aguilar, coordinador del GTAI,
resuenan entre quienes asistimos: " La condición de los ambientalistas
para salvar el planeta es acompañar a los indígenas en su derecho al territorio". Y una segunda: "No reconocer mi
relación con la tierra pone en peligro mi condición como indígena y como
pueblo".
Precisamente
la oportunidad sirvió para revisar las fortalezas y debilidades del Título de Propiedad
Colectiva entregado por el Estado a las autoridades del Sector 7-Ikabarú y el
aumento de las amenazas que se ha generado tras el otorgamiento de la
titularidad: la minería ilegal, el ingreso de mineros foráneos y la inevitable
gestión de sus jurisdicción, para controlar la situación, por parte de las
autoridades propias.
Y
este sentido, las clases también sirvieron para intercambiar criterios con
respecto al retraso en el otorgamiento de los títulos de los otros siete
sectores que hacen parte del territorio pemón y especialmente del Sector
5-Kavanayén, un área ya auto demarcada por las comunidades que concuerda con el
Sector Oriental del Parque Nacional Canaima.
Guiados
por la profesora Linda Bustillos hicimos un recorrido por la evolución de los
Derechos Humanos, Indígenas y la intervención del Estado en las tierras
ancestrales, sitios prístinos, vitales para los planes de vida de las culturas
originarias en donde actualmente prospera o se impulsan las actividades
extractivas como la minería y específicamente el Arco Minero del Orinoco (AMO)
en el caso venezolano.
Los
pemón, quedó claro, no han sido informados ni consultados con respecto al plan
gubernamental AMO, que para ellos, como para el resto de los pueblos indígenas
del sur del río Orinoco, podría significar un genocidio.
Luego,
el profesor Francisco Ferreira ahondó en los fundamentos del derecho en
general, la libertad, la igualdad y especialmente del derecho penal y de la
justicia indígena vigente en las jurisdicciones indígenas con contadas excepciones
como el asesinato y la violación.
Su
enfoque del tema fue preciso y oportuno al dejar claro que el objetivo de la
justicia, en estos entornos, debe apuntar a la armonización de los indígenas
con los no indígenas que durante años han vivido en estos espacios en
condiciones de igualdad y respeto.
La
profesora Belkis Rojas condujo una sesión dedicada a la revitalización del
territorio a partir de la reactivación de sus valores materiales e inmateriales
como la gastronomía, la economía y la medicina tradicional, el idioma y los
aspectos culturales.
Elba
Benavides, indígena pemón, presidenta de la Fundación Mujeres del Agua, nos
guió por su huerto y por su sendero de plantas medicinales como una experiencia
única de revitalización que busca además la protección de la laguna de El Paují
tanto de la minería, como de la expansión urbana y de las quemas.
Y
el profesor Gustavo Páez compartió con los participantes una detallado esquema
de las secuelas de la actividad minera, una sistematización que no surgió de
los libros sino de los testimonios que durante los días previos dieron los
participantes: violencia, prostitución, drogas y destrucción amenazan el
ambiente y la vida en una región que hasta hace pocos años se mantenía
prácticamente aislada. "A lo que hemos llegado por perseguir la piedrita
dorada esa", dijo Celina Daniels, una habitante de Kumarakapay, cuando vio
toda aquella lista de desdichas puntualizadas sobre el pizarrón.
Pero,
además, con él aprendimos la lectura y el manejo de mapas y el uso de
herramientas precarias de medición como el hilo o de tecnología de avanzada
como el GPS.
Durante
la última de las sesiones de trabajo vimos y discutimos tres audiovisuales
sobre la minería ilegal en el sur venezolano, el extractivismo en nuestro país
y el AMO ese mega plan gubernamental en ciernes.
"Si
nosotros no nos paramos de frente a la minería, puede ser legal o ilegal, vamos
a terminar como en Las Claritas", dijo Celina Daniels. Las Claritas es la
invasión minera que acorraló a su comunidad indígena, Inaway, a finales del
siglo XX.
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