LAS NUEVAS GENERACIONES
Por Manuela Gallini
Hoy, un día como muchos otros, me
encontré con una amiga, mujer y compañera de lucha socio-ecológica y empezamos
una conversación común para luego dirigirnos hacia un tema muy delicado cual es
él de la minería y de su economía en la comunidad. Un argumento muy atormentado y atormentador,
no solo desde un punto de vista ecológico si no desde un punto de vista social.
¿Cómo pudo esta nueva economía
cambiar radicalmente la forma de vida y los valores de lo más
jóvenes?
Cada vez que me enfrento a este
tipo de conversación me doy cuenta de mi limitada experiencia en la convivencia
con este mundo y sobre todo de la baja
empatía con este tipo de ambiente, por esta razón me quedo reflexionando horas
sobre los temas enfrentados. Lo que más me duele y me cuesta entender es como
las nuevas generaciones, hijos de medioambientalistas y ecologistas, familiares
de trabajadores de turismo y amantes de la naturaleza puedan haber dejado de un
lado sus vivencias para abrazar los comercios que giran alrededor de la minería
o la minería misma. Claro está que la
vida en estas comunidades no es simple, hay que luchar para la subsistencia
económica y el oro es fuente de trabajo para muchos, y a muchos ofrece la
posibilidad de procurarse alimentos y bienes necesarios, pero lo que sigo
pensando es que NO queda siendo la única posibilidad de vida.
El problema de fondo es que hoy en día el
joven no se conforma con una economía básica si no exige una vida de consumo
que requiere unas entradas monetarias muchos mayores respecto a una vida
humilde de campo.
Yo vine a vivir en este pueblo
por esta exacta razón, estaba cansada de un sistema de vida que se basaba
alrededor del consumismo, más bien vine a la búsqueda de la naturaleza y de la
tranquilidad que te regala la simplicidad y con esta intención vivo hoy una
vida de lujo que me permite viajar, comer y disfrutar. Como yo otras familias
escogieron diferentes caminos entre turismo y producción de alimentos y gracias
a sus trabajso tienen una vida digna y satisfactoria.
Lo que me entristece es que los
más jóvenes, que representan el futuro de esta comunidad, no tienen los mismos
sueños, ni valores. Muchos basan su entera existencia en la producción de
riqueza, a veces olvidándose de los valores con los que los crecieron, y
atormentándose por la continua necesidad de dinero, otros quieren producir
riquezas sin realmente producir nada, sin esfuerzos, ni trabajos, dinero fácil,
producido por la reventa o el tráfico ilegal,
otros, en cambio, viven de la mina pensando simplemente en comprarse una
botella y disfrutar sin construirse un futuro o una economía alternativa que
les garantice una convivencia pacífica
con sus tierras. Estas son las actitudes de muchos jóvenes y la falta de sueños
y de valores están llevando esta nueva generación a una rápida destrucción y
nosotros que hacemos? …nos quedamos observando esto sin saber qué hacer.
¿Cómo convencer a los demás que
la vida está llena de oportunidades y de riquezas que no dependen ni del oro ni
del dinero y sobre todo como convencer a los más jóvenes que la felicidad y la
salud no siempre dependen de la moneda si no de la forma en la que vivimos?
Una de las soluciones podría ser
la escuela, la transmisión de valores que reciben en este círculo social de
primera importancia, otra podría ser el ejemplo de todos aquellos que viven en
armonía con su medioambiente sin renunciar al bienestar económico, otra podría
ser el apoyo político de entes públicos que nos ayuden en la preservación y en
la difusión de valores…
Me queda entonces esperar y ser
más optimista y como dice mi amiga “ver
los avances obtenidos en estos años”…
Mis ojos entonces seguirán
abierto esperando el día en que no vean más destrucción y malestar social si no
progreso y mejora.
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