jueves, 1 de diciembre de 2016

Minería, prostitución y tráfico de niños y niñas

La pareja conformada por Santander y Aguilera gestionó un Certificado de Nacimiento en el cual aparecen ellos como madre y padre de la bebé indígena.  Fotografía tomada de Andina.com.ve

En lo que va del último trimestre de 2016, la Defensoría del Niño, Nina y Adolescentes del  Municipio Gran Sabana ya recibió tres denuncias por tráfico. Las víctimas, según una fuente que prefirió no ser identificada, son en su mayoría indígenas pemón y la cifra supera los registros correspondientes a años anteriores.
La Gran Sabana, una región milenaria ubicada al sureste de Venezuela, en la frontera con Brasil, es el territorio ancestral del pueblo indígena pemón.
El más reciente de los casos se produjo a comienzos de octubre pasado. Entonces, la familia de Glenda Castro, de 20 años, madre de tres hijos y habitante de la comunidad de Aguas Negras en la parroquia Ikabarú, denunció que una pareja de desconocidos había presentado a la recién nacida de Glenda, una niña de apenas dos semanas.
Ante la presunción del delito de tráfico de niños en la modalidad de compra, los cuerpos de seguridad activaron un dispositivo de búsqueda, dando con la captura de Dugmary del Carmen Aguilar García, de 31 años de edad, quien había llegado siete meses antes a la zona minera de Ikabarú para trabajar como prostituta y de John Carlos Santander Barrera.
De acuerdo con los testimonios de los familiares de Castro, Glenda le había entregado la bebé a Dugmary con la finalidad de que la cuidara y le brindara una mejor vida, pero manteniendo siempre el contacto con su madre y el resto de la familia.
Sin embargo, Aguilar García salió de Ikabarú simulando haber parido "en el monte" y ya en Santa Elena de Uiarén, la capital municipal,gestionó un Certificado de Nacimiento en el Hospital Rosario Vera Zurita. En el documento, la pareja aparece como padre y madre de la pequeña a quien, vale decir, le cambiaron el nombre que hasta ese momento llevaba.
Tanto Aguilar García, como Santander Barrera y la madre de la niña fueron puestos a la orden de la Fiscalía Décima del Ministerio Público del Segundo Circuito Judicial del estado Bolívar y posteriormente los tres fueron privados de su libertad.
La fuente dijo que le preocupa que estas redes de tráfico penetren en las comunidades indígenas en donde podrían aprovechar el desconocimiento y la necesidad y recordó que este delito apenas es superado por las ganancias que genera el tráfico de drogas y armas.
De acuerdo con los conocedores de este tipo de mafias, se sabe que valiéndose del acceso al dinero, de violentas amenazas, de la fuerza o de la sugestión compran o raptan niños y niñas para después venderlos a unas segundas personas que se encargan de colocarlos en adopción, de prostituirlos, de esclavizarlos, de enfilarlos como soldados en conflictos bélicos e incluso de emplearlos como mendigos o sacrificarlos en prácticas religiosas.





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