viernes, 24 de febrero de 2017

La violencia se dispara en las minas de Ikabarú y amenaza a los líderes indígenas

Las comunidades indígenas de los pueblo Pemón, Akawaio, Arawako, Kariña pertenecientes a los sectores III, IV, V, VI, VII, y VIII, solicitaron al Ejecutivo Nacional ordenar una limpieza de las bandas armadas que actúan en las zonas mineras de Gran Sabana y aseguraron que de lo contrario las propias autoridades tradicionales y sus comisiones de seguridad se encargarían del saneamiento. Fotografía referencia: Archivo Morelia Morillo


Por Morelia Morillo
Entre los muchos temas expresados por los capitanes que asistieron al Congreso Pemón que se realizó en la comunidad de Waramasén, a 25 kilómetros de Santa Elena de Uairén, capital del municipio Gran Sabana, entre el 12 y el 17 del mes en curso, uno atrapó la atención de quienes vivimos en estas tierras porque amamos la tranquilidad y la paz: la inseguridad se está apoderando de algunos sectores mineros de Ikabarú, los pranes, que es como se les llama a los líderes negativos en las cárceles venezolanas y otras tierras sin ley, están tomando el control de esas zonas de donde sale el oro y diamantes y están amenazando de muerte a las autoridades del Pueblo Indígena Pemón, habitantes ancestrales de los territorios del sureste lejano de Venezuela.
Las comunidades indígenas de los pueblo Pemón, Akawaio, Arawako, Kariña pertenecientes a los sectores III, IV, V, VI, VII, y VIII, solicitaron al Ejecutivo Nacional ordenar una limpieza de las bandas armadas que actúan en las zonas mineras de Gran Sabana y aseguraron que de lo contrario las propias autoridades tradicionales y sus comisiones de seguridad se encargarían del saneamiento.
El Grupo de Trabajo en Asuntos Indígenas de la Universidad de los Andes (GTAI-ULA) divulgó un comunicado exigiendo medidas cautelares para Juan Gabriel González, capitán general del Sector 7 del Pueblo Pemón, la zona más afectada por la violencia, el saneamiento por parte del Estado y la paralización del Arco Minero sobre los sectores indígenas.
Y Nicol Marcel, coordinadora de proyectos de la Fundación Mujeres del Agua (FMA), la única organización ambientalista con presencia permanente en el municipio Gran Sabana, reflexionó sobre la urgencia de crear una red de defensores y defensoras con la finalidad de analizar entre todos  las situaciones de riesgo y tomar medidas sencillas que pudieran resultar vitales.

Robo en helicóptero y otros hechos
Durante el encuentro de Waramasén se confirmó que, tres semanas atrás, los indígenas que trabajan en el yacimiento de Aguacina fueron víctimas de un robo por parte de una banda armada.
Aguacina se encuentra en la comunidad de Parkupí, en el Sector Siete del pueblo pemón, aproximadamente a una hora de vuelo de Santa Elena de Uairén.
De acuerdo con los testigos, la banda llegó al sitio a bordo de un helicóptero. Tan pronto como los sujetos armados descendieron, el helicóptero despegó. Los hombres encapuchados obligaron a los indígenas a resumir es decir a retirar la totalidad del mineral que habían conseguido y que aún se encontraba dentro de la máquina. Habrían conseguido reunir 600 gramos de oro, el equivalente a Bs. 60 millones. Posteriormente, se internaron río abajo, según la nota publicada en El Pitazo.
Según los testimonios, un hecho similar se produjo el día ocho de febrero, pero sin helicóptero. Varios sujetos armados llegaron a la mina de Aguacina el día del resumen, que suele hacerse una vez cada quince o 30 días y se llevaron el oro.
Desde mediados del año pasado, se  disparó el ingreso de personas no indígenas al Sector Ikabarú en donde residen 4200 personas. En agosto de 2016, según el capitán general del Sector Siete, Juan Gabriel González, llegaron 1600 personas, incrementándose las disputas por los yacimientos, los robos y amedrentamientos contra los indígenas pemón.  Desde entonces, Juan Gabriel González asumió la defensa de su territorio y de su gente, restringiendo el ingreso de foráneos al territorio sobre cual detentan un Título de Hábitat y Tierras (2013) y  comenzó a recibir amenazas.
Al salir de una reunión de consejos comunales, en el pueblo de Ikabarú, capital de la segunda parroquia del municipio Gran Sabana, el 12 de octubre de 2016, a propósito del día de la Resistencia Indígena, Juan Gabriel González, fue emboscado por hombres armados.
"Vimos armamento de alto calibre, que nos sacaron. Hay personas armadas, drogas, proyectiles de guerra (…) Los que están aquí, adentro, son los peones, pero hay autores intelectuales", relató durante una reunión en El Pauji a comienzos de noviembre de 2016.

Declaración de Waramasén
En la Declaración de Waramasén, las autoridades indígenas expresaron: "Denunciamos además que pese a las innumerables solicitudes para abordar la situación de violencia producto de bandas armadas que han cobrado la vida de indígenas, además de instaurar espacios donde solo la ley del pran manda, los esfuerzos para garantizar la paz han sido insuficientes".
"Deploramos las amenazas por grupos armados a los hermanos indígenas en el Municipio Sifontes, al capitán general del Sector 7 y sus comunidades a lo largo del rio Ikabaru, también la omisión de las Fuerzas Armadas para el desalojo de mineros en tierras y habitas indígenas y la no consulta en elaborar políticas conjuntas en materia de Seguridad y Defensa en todo lo que afecte a los pueblos y comunidades indígenas según el art 11 de la Ley Orgánica de Seguridad de la Nación".

Pronunciamiento del GTAI
En tal sentido, el Grupo de Trabajo en Asuntos Indígenas de la Universidad de los Andes (GTAI-ULA) divulgó el 21 del mes de febrero un comunicado en el cual exige :

1. Medidas cautelares en favor del Capitán General Indígena Pemon del Sector Ikabarú
Del Municipio Gran Sabana, Estado Bolívar, Juan Gabriel González.
2.  Saneamiento del territorio indígena Ikabarú de terceros mineros ilegales.
3.  Conversión de la auto demarcación en demarcación del territorio indígena Pemon de la Gran Sabana mediante leyes especiales.
4.  Reforzamiento de las labores de vigilancia y resguardo en las zonas de frontera por parte de las autoridades competentes.
5.  Paralización  del  Arco  Minero  y  de  sus  efectos  sobre  los  territorios  indígenas  del Estado Bolívar.



viernes, 17 de febrero de 2017

La Fundación Mujeres del Agua celebra el ingreso de tres nuevas integrantes

Nicol Marcel dijo que afortunadamente, a 10 años del nacimiento de la Fundación, finalmente los procesos se hacen más fluidos y el equipo comienza a recoger los frutos del trabajo que, sin embargo, apenas comienza. Enhorabuena!!! Fotografía: FMA


Por Morelia Morillo

Al tiempo que compartieron la rendición de cuentas correspondiente al año 2016, las integrantes de la Fundación Mujeres del Agua (FMA) celebraron a mediados de febrero el ingreso de cuatro nuevas mujeres, interesadas en impulsar proyectos formativos, productivos y sustentables.

Ceferina y Belkis Ayuso, madre e hija, pertenecen a la comunidad de San Ignacio de Yuruaní, Divizay Delfino, una ex capitana de la comunidad Inaway y lideresa de su pueblo y Morelia Morillo, quien escribe, compartimos con nuestras pares de la FMA durante todo un año en calidad de colaboradoras y finalmente formalizamos nuestra pertenencia a la organización fundada en 2007 con el objetivo de promover la participación femenina en pro de la defensa de los derechos socio-ambientales, de los derechos propios y de nuestras familias sin olvidar nuestro entorno.

Las Ayuso son dos lideresas en su comunidad y en todo el Sector Cinco (Kavanayén) del territorio ancestral del pueblo indígena pemón, un espacio geográfico que coincide con el Sector Oriental del Parque Nacional Canaima y en donde, sin embargo, se observa, aunque no abiertamente, la proliferación de la minería; Delfino es una mujer formada en la elaboración y asesoría técnica de proyectos especialmente en el área turística y quien escribe es periodista.

Para el año que comienza, la FMA continuará con los proyectos de Recuperación Productiva de Áreas Intervenidas por la Minería en la zona de El Pauji y además impulsará propuestas de producción agrícola y turística en beneficio de algunas familias del Sector Cinco, entre otras tareas que puedan surgir. La idea es continuar fortaleciendo a las mujeres, como corazón de la familia.

Nicol Marcel, coordinadora de Proyectos de la FMA, expuso claramente cuánto dinero entró durante el año y en qué se gastó: se terminaron de ejecutar los talleres sobre Violencia de Género; se realizó la traducción al pemón del Manual de Defensores en Derechos Humanos, con el apoyo de Celina Daniels; se organizó el Diplomado en Derechos Humanos y Derechos Indígenas, dictado por profesores de la Universidad de los Andes (ULA), se fortaleció la difusión de actividades y se inició la ejecución del proyectos de recuperación de áreas.

Nicol dijo que afortunadamente, a 10 años del nacimiento de la Fundación, finalmente los procesos se hacen más fluidos y el equipo comienza a recoger los frutos del trabajo que, sin embargo, apenas comienza. Enhorabuena!!!


Tres mujeres demuestran a los jóvenes que es posible alcanzar los sueños y conservar la naturaleza


A los muchachos les habría satisfecho la sabiduría de Elba y el aplomo de Carmen, pero sobre todo se conectaron con la conmovedora historia de Margarita quien abrió desde su experiencia una ventana para demostrar que Mi conuco en la Sabana es posible. Fotografía: FMA

Por Morelia Morillo

A pesar de que todo a su alrededor son huecos mineros,  Margarita insistió y ahora mismo saca provecho de las sabanas arenosas en donde vive; hace cinco años, Carmen Raquel Benavides tuvo que echar a quienes pretendían perforar el río  Manak Karán, conocido por lo no indígenas como El Cajón, a cambio de oro y está a poco de inaugurar un parador turístico y su hermana Elba Benavides continúa sembrando con especies autóctonas los alrededores de la laguna con la que colinda el patio de su casa en la comunidad de El Paují o Karawararé Tuy, un espacio en donde la quema suele devorar la vegetación año tras año.

Ellas son un trío de soñadoras que ha perseverado y que sirve de modelo para que los más jóvenes se den cuenta de que es posible materializar los sueños sin necesidad de ir a la mina.
Las tres están trabajando para ellas, para sus familias y para su comunidad, como beneficiarias del Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo para el Medio Ambiente Mundial de la Organización de las Naciones Unidas (FMAM-ONU), en alianza con la Fundación Mujeres del Agua (FMA), el Consejo Comunal Karawaré Tuy y la Asociación Civil La Cosecha.

Se dedican a la recuperación de las áreas intervenidas por la minería, desde el vivero hasta la cogida y el procesamiento de alimentos, con lo cual aprovechan al máximo la producción. Margarita se ocupará de hacer casabe y Marelly Parilli, otra de las vecinas de la comunidad, de deshidratar los frutos propios del conuco pemón: la piña, el cambur, la lechoza.

Pero además están empeñadas en abrir sus patios a la comunidad, para que otros se percaten de lo que están haciendo y se entusiasmen con el ejemplo.

Por eso, entre noviembre y enero pasados, Elba, Carmen y Margarita recibieron a los estudiantes de quinto año de la Unidad Educativa Nacional El Paují, en el marco del Proyecto  Educativo Integral Comunitario (PEIC) cuyo tema es el Diseño de un Sistema agroforestal taurepán combinado.. 

Durante las visitas, los muchachos se conectaron con tres experiencias cercanas que demuestran que sí es posible producir y cuidar de la naturaleza.

Elba Benavides, presidenta de la FMA, compartió con ellos en su vivero, un lugar en donde germinan y crecen especies locales cuyos nombres  y usos sólo recordaban los abuelos.

Margarita les confesó que, cuando dijo que iba a sembrar en los arenales, que a su paso iba dejando la mina, todos creían que "estaba loca" y ahora crecen las yucas y otras plantas; con el financiamiento, logró hacerse con las herramientas para trabajar y está a poco de fabricar y echar a andar la casabera que le permitirá hacer el pan de los pemón para su familia y su comunidad.

 Y Carmen Raquel  les habló de sus años de lucha por conservar el sitio en donde crecieron sus hijas, de cómo logró sacar del lugar a los mineros y mantenerlos lejos de los alrededores, les mostró los avances de su proyecto de turismo y el sendero de interpretación de la naturaleza que busca acercar a los visitantes al conocimiento del hábitat de este pueblo indígena.

A los muchachos les alegró la sabiduría de Elba y el aplomo de Carmen, pero sobre todo se conectaron con la conmovedora historia de Margarita quien abrió desde su experiencia una ventana para demostrar que Mi conuco en la Sabana es posible.